“Caracas al vuelo”. Por Mario Vargas Llosa.
Una vez leído el artículo de opinión que Mario Vargas Llosa dedica al gobierno de Venezuela, uno podría afirmar que este tipo, además de tener cara de mala persona, escribe con muy mala leche, pero usando bien el lenguaje. Lástima que se valga de argumentos vacíos. Pero intentaré no tomar ejemplo, y caer en la fácil infamia, así que aportaré pruebas.
No hablaré de su trayectoria periodística porque tampoco viene al caso. Tan sólo citaré algunas de sus frases recogidas del articulo “Caracas al vuelo”, para así respetar el copyright y sus derechos de autor, no vaya a ser que me denuncien.
Una vez más y con numerosos precedentes, El País y Vargas Llosa cumplen con vehemencia el cometido de demonizar a la figura de Hugo Chávez, y para ello, usan, conscientemente o no ¿quién sabe? varios de los principios propagandísticos de Goebbels;
4. Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave. Acuérdense el revuelo creado por la “persecución” de la serie de dibujos “Los Simpson”.
5. Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.
6. Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”. En este texto en cuestión se usan conceptos que ya resultan cansinos hasta para el lector más integrista: “autoritario”, “régimen” y “caudillo”. “Dictadura” o “dictador”, usados antes, parecen desechados y se buscan sinónimos algo más suaves.
Pero ¿Cuáles son las fuentes usadas por Don Mario en este artículo? Las menciona al principio: “…por lo que vi, oí, leí y conversé con los amigos en esas pocas horas, salí de Venezuela convencido de que el proyecto autoritario que el comandante Chávez…”. Esas fuentes cobran fuerza gracias al incontestable “yo estuve allí”.
Y digo yo. ¿Para qué iba este señor a mencionar los datos de CEPAL sobre la fuerte disminución de la pobreza en el país en los últimos años? No es esa la tarea. El articulista se siente optimista: …de la libertad con que los venezolanos de toda condición critican en calles, plazas, cafés y donde sea al Gobierno sin dejarse intimidar por las represalias que éste toma contra los opositores…”.
¿Para qué recordar las repetidas y holgadas victorias en las urnas, conseguidas con limpieza certificada por diversos observadores internacionales u organismos como la Fundación Carter? En este infierno ficticio, el pueblo resiste la opresión, y además (…) “El Tribunal Supremo de Justicia, ahora al servicio del régimen, ha convalidado el legicidio. Aun así, y sabiendo que, alertado por la derrota que sufrió el 2 de diciembre de 2007, Chávez se valdrá de todos los recursos a su alcance para impedir un nuevo revés, un cierto optimismo prevalece entre los venezolanos. ¿Puede el régimen orquestar un fraude generalizado? No es fácil, ya que existe el voto electrónico, siempre y cuando, claro está, haya una vigilancia en las mesas de votación como la que ejercitaron los estudiantes en el referéndum sobre el proyecto de reforma constitucional del pasado diciembre”. ¿Para qué mencionar de los índices de aceptación de la democracia, entre los más altos de Sudamérica? Es mejor sembrar la duda y pasear por las fanganosas aguas de la crítica a la legitimidad democrática. El colmo, se introduce el término régimen, que dos líneas más abajo entra en contradicción con: “…derrota que sufrió el 2 de diciembre de 2007…” (en las urnas).
Pero hay perlas de sobra, que, por ridículas, no merecen comentario;
“Pregunto a mis amigos, disfrutando de un desayuno con arepas y queso blanco -manjar que, felizmente, la revolución bolivariana no ha conseguido deteriorar todavía…”
“Desde que cayó la dictadura de Pérez Jiménez, en enero de 1958, hasta la subida al poder del comandante Hugo Chávez, en 1999, es decir, durante unos cuarenta años, los venezolanos disfrutaron de gobiernos que, no importa cuáles fueran sus fracasos en el campo económico y social, garantizaron las libertades públicas, celebraron elecciones libres y respetaron el derecho de expresión y de crítica”.
“…Chávez no ha podido seguir el ejemplo cubano, o soviético, o chino, o islámico, o el de las satrapías militares, de emascular mediante el miedo a una sociedad entera antes de subyugarla”.
Hasta que se alcanza, al fin, el cénit de artículo, con este cuento, real o ficticio ¿qué más da?;
“A este respecto, no me resisto a contar una anécdota que le escuché también a Teodoro Petkoff. Tomó un taxi en el centro de Caracas y fue reconocido por el chofer (…) el médico-taxista le confesó a Petkoff esta debilidad: "Cuando llegué a Venezuela y vi por primera vez una botella de Coca-Cola, se me llenaron los ojos de lágrimas". Si después de medio siglo de revolución, ese símbolo quintaesenciado del capitalismo despierta semejantes emociones en un cubano nacido y educado bajo la prédica ideológica de Fidel Castro, ¿quién puede dudar que el socialismo en su versión cubana tiene los días contados?”. Un argumento muy convincente, sí señor.
Por último, “no me resisto” a citar la última mezquindad del aspirante a premio nobel, que convierte la solidaridad de Venezuela con pueblos ahogados por el FMI, en un ejercicio ruin.;
“Es sabido que el presidente Chávez promueve su "socialismo bolivariano" a golpe de talonario, o, mejor dicho, de barriles de petróleo, que regala por doquier, o vende a precios preferenciales, a los países a los que quiere incorporar a su órbita de influencia. De este modo, un gran porcentaje de los recursos del país salen al extranjero a beneficiar a otros pueblos en vez del venezolano”.
¿Sería preferible que continúe el saqueo de los recursos, a precios irrisorios, por corporaciones extranjeras, y que el pueblo venezolano regrese a los índices de pobreza que mantenía antes de los noventa?
El escritor, cumple con disciplina castrense las órdenes precisas del diario: desacreditar por todos los medios todo aquello que huela a izquierda en Latinoamérica, o mejor, a todos esos gobiernos que cometen la osadía de romper con el status quo que el continente arrastra desde su invasión y “colonización” por los españoles. Pero creo que puedo expresarlo mejor: difamar, insultar y ridiculizar a aquellos gobiernos que perjudiquen los intereses económicos del Grupo Prisa, para así contribuir a su derrota en las urnas e incluso preparar a la opinión pública ante un eventual golpe de Estado. No exagero, ya ocurrió.
3 comentarios:
vale, Vargas Llosa es descaradamente partidista en su artículo, como todos los periodistas y articulistas del mundo, supogo.
Pero Chavez es un impresentable que se cree tocado por la mano de dios, lo que lo convierte en un peligro, teniendo en cuenta todo el poder que tiene.
Habría que puntualizar si solo blogeas en favor de una prensa imparcial o lo haces en defensa de Chavez. Lo segundo puede ser difícil de defender.
No sólo es partidista, oculta importantes datos y utiliza términos falsos que distorsionan la realidad. No soy yo el que debe juzgar a Chávez, eso correponde a los ciudadanos venezolanos en las correspondientes elecciones, y a la vista está lo que llevan decidiendo los últimos años.
Lo de modificar la realidad al gusto de cada cual con palabras bien escogidas y medias verdades es moneda de cambio corriente.
Y si, bueno, a Aznar también lo votó la ciudadanía y no deja de ser un impresentable egocéntrico igual que Chávez.
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