9/15/2008

Diseccionando a El País. 13 y 14/09/08



Este fin de semana, El País insiste en su campaña de propaganda contra los gobiernos democráticos de Bolivia y Venezuela. Rescatamos los principales titulares;

-“Chávez y Morales declaran la guerra diplomática a Bush”.

-“El Gobierno de Bolivia despliega al Ejército en los pozos petroleros”.

-REPORTAJE: “Crisis en Bolivia. El polvorín de Evo sacude Suramérica”.


Sobre la “declaración de guerra diplomática”, el artículo publica declaraciones del líder de la oposición venezolana, Manuel Rosales, y las de un alto cargo y un alto funcionario del gobierno norteamericano sin identificar. La información se ofrece ya, desde un primer momento, sesgada, al no recoger declaraciones u opiniones gubernamentales.

Se acusa a los embajadores de conspirar para derrumbar gobiernos democráticos, pero el diario no encuentra conexión entre la reunión de Philip Goldberg, embajador estadounidense, con líderes “autonomistas” y los brotes de violencia que se desencadenan poco después: “…expulsó al embajador estadounidense, Philip Goldberg, por su supuesto apoyo a los grupos rebeldes…”.

A la vez, se sigue jugando con el lenguaje para desfigurar o suavizar expresiones: “régimen chavista” en lugar de democracia venezolana, “ataques de manifestantes contra las instalaciones petroleras”, sin especificar a los autores, en lugar del más preciso: “sabotajes (terroristas) de grupos (neonazis) organizados desde la oposición”. Se habla de “conflicto”, “enfrentamientos en Bolivia”, o incluso “horda de saqueadores autonomistas” sin explicar nunca el origen, al igual que se menciona que “…el ejército y la policía no han querido intervenir en el conflicto…”, como si fuesen entes autónomos del gobierno boliviano.

Se airean declaraciones del general retirado Ismael Morales Bustamante: "Hemos jurado lealtad a la Patria, no a los Gobiernos, no a los partidos políticos”. Palabras muy graves que tuercen el sentido de un juramento, que según el general, se hace a un concepto con mayúsculas que, suponemos, se sitúa por encima del gobierno elegido a través de las urnas y ratificado en un reciente referéndum revocatorio por el 68% del electorado, dato que no se recoge en ninguno de estos tres artículos de El País. Además de cometer la irresponsabilidad de difundir insinuaciones golpistas, éstas se citan como si fuera la posición del ejército en activo:Los generales retirados de las Fuerzas Armadas solicitaron al Gobierno y la oposición que aplacaran a sus seguidores. De paso, marcaron bien la posición del Ejército”.

Hasta aquí, las agresiones, saqueos, ataques a edificios públicos y asesinatos por parte de grupos paramilitares de extrema derecha, que siguen instrucciones planificadas desde EEUU en connivencia con la oposición casi golpista, se reducen a “enfrentamientos” o “ataques de manifestantes”.


En el reportaje: “Crisis en Bolivia. El polvorín de Evo sacude Suramérica”, se consolidan ideas falsas a la vez que se exterioriza el impacto de la denominada “crisis boliviana”: “…empezó siendo una fogata convertida al rato en un fuego fuera de control que amenaza ahora con transformarse en un pavoroso incendio y sus llamas pueden extenderse a todo el continente americano”.

La estrategia consiste en ocultar el respaldo mayoritario de los bolivianos a su gobierno detrás de la insistente expresión: “empate catastrófico” y justificar la violencia autonomista (independentista) como forma de parar “…las tentaciones autoritarias del propio Morales…”.

Para las declaraciones desde Honduras o Argentina manifestando su solidaridad con Bolivia y denunciando la intromisión de Washington El País encuentra respuestas: estos países se han sumado al “frente antiimperialista” para “…ajustar cuentas, reales o no, con Washington…” o “…para tapar un escándalo sobre financiación ilegal…”.

En medio de este catastrófico panorama, se acude a la cumbre de urgencia de países latinoamericanos donde “…volverá a verse un nuevo capítulo de la soterrada lucha entre las dos izquierdas latinoamericanas. Mientras los países capitaneados por Brasil insistirán en abrir el diálogo en Bolivia entre las partes, otros, con Chávez a la cabeza, tratarán de hacer del conflicto con EE UU el centro de conversaciones e improbables resoluciones finales”.

La propaganda de este fin de semana responde a un objetivo: “… abrir el diálogo en Bolivia entre las partes…”, y para ello se traza un discurso que legitima el chantaje de la violencia por parte de grupos afines y dirigidos desde la oposición, como salida desesperada ante el abrumador triunfo de Evo Morales en el referéndum revocatorio. Previamente se hacen oídos sordos al intervencionismo exterior por parte de EEUU a la vez que se deslegitima la autoridad del gobierno de Evo Morales.

Ese “diálogo” debe ser obligado para frenar la violencia y a través de él se intenta suspender el referéndum del 7 de Diciembre que debe aprobar la nueva Constitución. El mensaje es claro: lo que no se puede ganar democráticamente hay que frenarlo a través del sabotaje, la violencia y el golpismo.

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